Carla Jimenez
A lo largo de mi carrera he podido
observar un sinfín de pacientes, amigos y conocidos, algunos padres de familia
preocupados por la alimentación de sus engreídos, pues hay una verdad que no se
puede negar, todo lo que los niños van a aprender, todo lo que ven, lo van a observar primero de sus
padres y personas con las que pasen tiempo, por eso les diré algo” PREDIQUEMOS CON EL EJEMPLO”, un poco más de conciencia a la hora de educar a los
niños ya que lo que aprendan ahora va a ser crucial por el resto de su vida.
Que ustedes los padres escojan unas
buenas costumbres, tanto de alimentación como de actividad física, resulta
decisivo para que los niños sigan el mismo camino, en un hogar en el que los
padres se alimentan de forma equilibrada es muchísimo más probable que haya
alimentos sanos al alcance del niño. Numerosos estudios señalan que cuando en
el hogar hay más frutas y hortalizas, los pequeños consumen mayor cantidad de
ellas. Y viceversa: si en casa hay más alimentos no saludables, la ingesta del
menor es menos saludable.
Por otra parte, si los padres evitan
el sedentarismo, es muy poco frecuente que permitan que sus hijos pasen horas
frente al televisor o jugando a videojuegos. Harán lo posible para motivar al niño
a que mueva el esqueleto, ya sea mediante juegos, paseos, deportes o cualquier
actividad que haga acelerar el corazón.
Tanto una alimentación sana
como el ejercicio físico son pilares que sostendrán la salud de los niños
durante el resto de su vida y prevendrán que sufra obesidad
y una larga lista de enfermedades crónicas. Es por ello que, dentro de las
normas que los padres siguen a la hora de educar a sus hijos,
debe incluirse la implementación de una "política" saludable que
contemple los siguientes aspectos:
- Limitar la cantidad de alimentos insanos que hay en casa.
Existe
un refrán que resume a la perfección este consejo: "Ojos que no ven,
corazón que no siente". Si el niño no tiene a su alcance alimentos llenos
de calorías pero faltos de nutrientes, nadie tendrá que prohibírselos.
- Fomentar un mayor número de comidas compartidas.
Cada
vez más investigaciones científicas confirman algo de sentido común: comer en
familia mejora la calidad de la dieta del menor. Incluso existen estudios que indican
que este hábito puede evitar comportamientos de riesgo en adolescentes.
- Promover la actividad física y restringir el tiempo que los
niños dedican a actividades sedentarias.
La
Academia Americana de Pediatría (AAP) aconseja limitar a menos de 2 horas
diarias el tiempo que los pequeños dedican a ver televisión, jugar a
videojuegos o a navegar por Internet (los menores de 2 años de edad no deberían
ver la televisión)
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