lunes, 7 de abril de 2014

Mamis, prediquemos con el ejemplo



Carla Jimenez
Nutricionista
Espacio Nutricional


A lo largo de mi carrera he podido observar un sinfín de pacientes, amigos y conocidos, algunos padres de familia preocupados por la alimentación de sus engreídos, pues hay una verdad que no se puede negar, todo lo que los niños van a aprender, todo  lo que ven, lo van a observar primero de sus padres y personas con las que pasen tiempo, por eso les diré algo” PREDIQUEMOS CON EL EJEMPLO”, un poco más de conciencia a la hora de educar a los niños ya que lo que aprendan ahora va a ser crucial por el resto de su vida.

Que ustedes los padres escojan unas buenas costumbres, tanto de alimentación como de actividad física, resulta decisivo para que los niños sigan el mismo camino, en un hogar en el que los padres se alimentan de forma equilibrada es muchísimo más probable que haya alimentos sanos al alcance del niño. Numerosos estudios señalan que cuando en el hogar hay más frutas y hortalizas, los pequeños consumen mayor cantidad de ellas. Y viceversa: si en casa hay más alimentos no saludables, la ingesta del menor es menos saludable.

Por otra parte, si los padres evitan el sedentarismo, es muy poco frecuente que permitan que sus hijos pasen horas frente al televisor o jugando a videojuegos. Harán lo posible para motivar al niño a que mueva el esqueleto, ya sea mediante juegos, paseos, deportes o cualquier actividad que haga acelerar el corazón.
Tanto una alimentación sana como el ejercicio físico son pilares que sostendrán la salud de los niños durante el resto de su vida y prevendrán que sufra obesidad y una larga lista de enfermedades crónicas. Es por ello que, dentro de las normas que los padres siguen a la hora de educar a sus hijos, debe incluirse la implementación de una "política" saludable que contemple los siguientes aspectos:

- Limitar la cantidad de alimentos insanos que hay en casa.
Existe un refrán que resume a la perfección este consejo: "Ojos que no ven, corazón que no siente". Si el niño no tiene a su alcance alimentos llenos de calorías pero faltos de nutrientes, nadie tendrá que prohibírselos.

Fomentar un mayor número de comidas compartidas.
Cada vez más investigaciones científicas confirman algo de sentido común: comer en familia mejora la calidad de la dieta del menor. Incluso existen estudios que indican que este hábito puede evitar comportamientos de riesgo en adolescentes.

Promover la actividad física y restringir el tiempo que los niños dedican a actividades sedentarias.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) aconseja limitar a menos de 2 horas diarias el tiempo que los pequeños dedican a ver televisión, jugar a videojuegos o a navegar por Internet (los menores de 2 años de edad no deberían ver la televisión)


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