jueves, 6 de febrero de 2014

Las aventuras de Bibi y Quin Quin


Jugando en el carro
Tengo la suerte de vivir con mi hermana y mi sobrina. Joaquín y Mica se están criando como hermanitos más que como primos. El amor que sienten uno por el otro es inexplicable y sinceramente a veces no logramos entenderlos. Un día, no pueden vivir uno sin el otro, y al día siguiente solo pelean sin parar. Cuando uno de ellos no esta en la casa, lo único que hacen es extrañarse y preguntar uno por el otro.
 
Bibi para quienes no saben es Mica. Joaquín se rehúsa a decirle Mica y la bautizo con el nombre de Bibi (aunque a veces ella le diga "Joaquín mi nombre es Mica no Bibi", creo que ya se cansó de repetirlo y se esta resignando mi princess). Quin Quin es Joaquín, Mica le puso canción a su nombre y viene acompañada de una tonada. Es increíble como pueden cuidarse la espalda uno al otro. Cuando algo le pasa a Mica y Joaquín esta en el cuarto, me jala a la puerta para abrirla e ir a descubrir el porqué su prima llora. Se desespera si no me paro, el puede estar con un pie en el séptimo sueño pero basta escucharla llorar para preocuparse. Ella igual, las veces que le he llamado la atención a Joaquín y por A o B no lo dejo hacer lo que quiere se pone a llorar. Ella viene a recriminarme y a preguntarme porqué hice llorar a su primo.
 

Las aventuras de Bibi y Quin Quin en los supermercados
Cuando juegan juntos y felices, siento una efervescencia en el corazón por describirlo de algún modo, me lleno de ternura, me siento simplemente feliz. Joaquín como es el menor, la sigue a todos lados, si ella se sienta a comer, el lo hace. Ella ya entendió que su papel es de la "hermana mayor" y que todo lo que haga Joaquín la sigue. Así que se esmera por comer, y decirle "Joaquín, mira como yo como toda mi papa haz tu lo mismo".
 
No todo es color de rosa, la moneda siempre tiene dos caras. Y así como por lo general siempre se  llevan bien, otros días parece la mini tercera guerra mundial en casa. Simplemente amanecen con la vena gruesa y no se aguantan, si están juntos es cuestión de segundos para que empiecen a querer quitarse las cosas, a jalarse, o empujarse. Entonces los separamos. Es normal, cuando hay hermanos es así, típico de la convivencia. Si pasa con los adultos ¿Cómo esperar que esto no pase con los niños?
 

Las aventuras de Bibi y Quin Quin en la playa
Sin embargo hay una gran diferencia entre los adultos y niños, y es que ellos tienen una dosis de perdón interminable. Si uno le hace algo a otro, vienen se piden perdón y se dan besito...y ahí murió el problema. Los adultos somos más complicados y complejos, tenemos mucho orgullo dentro. Algo que ellos hasta ahora no conocen.


Las aventuras de Bibi y Quin Quin en Happyland












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